lunes, 5 de marzo de 2012

A page is turning...

"I've always got the memories while I'm finding out who I'm gonna be" 


Cuatro de la tarde. Está sola en casa, para variar. Ha encontrado una tarjeta de memoria en el fondo del cajón. Puede que sea del móvil antiguo, que cambió en noviembre, aunque pensaba que estaba guardada con las demás. Prueba. Pues no, no es del móvil viejo. Es de uno que tuvo en... 1º de la ESO, a juzgar por las fechas. Está lleno de música que ahora no escucha ni por asomo. El Canto del Loco, Beyoncé, Britney Spears. Se libran dos carpetas tituladas "Guns N' Roses" y "My Chemical Romance". Lo demás es pura mierda, piensa mientras sube el volumen de la música que escucha en el momento. Closer de Kings of Leon. Nada que ver.
En la tarjeta de memoria también hay fotos. A riesgo de arrepentirse, la abre. Genial, se lamenta de su decisión de la primera foto.
Qué rara está. El pelo, que en aquellos instantes luce algo largo y ondulado, al natural, en la foto sale por los hombros, capeado y liso como una tabla. Recuerda las peleas por las mañanas para alisar las ondas. Qué horror. La ropa que lleva en la foto no le gusta. Un polo rosa, unos vaqueros pitillo y unas Victoria azul marino con lazos rosas en lugar de cordones. Sabrá Dios qué cojones se la pasó por la cabeza para vestirse así. En su armario ahora no hay ningún polo, no le gustan ya. Tampoco las Victoria, las cambió hace tiempo por las Vans y algún que otro tacón.
El rostro de la fotografía también es diferente. Las mejillas son algo más regordetas que las actuales. La sonrisa, con el aparato, mejor no se menciona. Los ojos castaños, que nunca le gustaron, tal vez por la cantidad de gente que los tenía de ese color, tienen más brillo, parecen burlones y tienen un aire infantil. Se mira en el espejo y se fija en que los actuales reflejan más serenidad y madurez, aunque conservan ese aire burlón de los de la foto.
Sigue pasando fotos mientras se toquetea en piercing de la oreja. En 1º no se le habría ocurrido ponérselo, y ahora tiene seis pendientes y un tatuaje. Y los que vendrán. Suspira.
Se da cuenta de que la compañía en las fotos es bien diferente a la que frecuenta ahora. Y la verdad es que ahora se siente bastante más cómoda que en aquellos tiempos. Cuestión de aspectos en común, supone, aunque no del todo segura.
Otra foto. Sale cantando junto al piano. Recuerda las clases de música, los compañeros y los profesores. Lo dejó justo ese año, en 1º, porque apenas tenía tiempo. La verdad es que se le daba bien, aunque le atraían mas la guitarra, el bajo o la batería. Tiene otros gustos. La voz también le ha cambiado. Ya no suena tan infantil. Ahora, aparte de cantar, no toca nada, aunque se ha prometido a sí misma que en cuanto encuentre tiempo se pondrá con la guitarra. Autodidáctica, by te way. No volvería a la escuela ni loca. Otro rasgo que ha cambiado de su carácter es que le gusta hacer las cosas por su cuenta, sentir que no necesita ayuda de nadie, aunque a veces eso no sea del todo cierto.
Se da cuenta de lo mucho que ha cambiado en casi cuatro años. Desde la forma de actuar hasta la de vestir.  Siente que hay cosas que han cambiado a peor, otras a mejor. Las cosas antes eran más simples. De antes era all about her. Ahora resulta que también hay que mirar por los demás. Por no hacerles daño, aunque a veces haya sido inevitable.
Ahora hay que asumir responsabilidades, consecuencias, porque algo que nunca ha cambiado en ella es esa impulsividad que controla casi todos sus actos.
Ha habido malos momentos, pero también buenos. Recuerda lo que un amigo le dijo esta misma mañana: Ya te llegará la mala racha. 
Ella le contestó un irónico "gracias" aunque en el fondo sabía que la mala racha ya estaba ahí. En todos los aspectos de su vida. Sin embargo, el tiempo le ha cambiado tanto que ya sabe cómo afrontarlo. Ha perdido algo de miedo y ha ganado en coraje.
Empieza a sonar Blue Orchid, de The White Stripes. El suelo vibra a cada golpe de la batería. Sonríe. Sí, ya sabe cómo afrontarlo.

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